El pasado mes de julio estuve por primera vez en el Festival Grec de Barcelona. Una amiga me había invitado a una propuesta a la que no me pude resistir. La actividad se llamaba Cal-igrames en moviment. Itinerari dansat per Barcelona y ella era una de las organizadoras de este sarao, iniciativa de La Caldera. Un recorrido en autobús a modo de city tour, pero en el que las paradas no eran una gran plaza, un monumento histórico, un museo o la esquina de ese café de los encuentros culturales de principios de siglo…. Las paradas en las que nosotros, los participantes-turistas, nos recreábamos, eran lugares de danza. Sí, lugares donde de una forma u otra se crea, se vive, se enseña o se exhibe la danza. Fue una delicia que espero que se repita en futuras ediciones. Ya imagino un interrail de danza por Europa… en fin, por soñar que no quede.
Llegué a la mitad de la jornada del sábado, así que me subí al autobús cuando la narración ya iba a medio camino. Las compañeras de Tantagora amenizaron los momentos de tránsito en bus con narraciones literarias, tal como hacen los guías en los buses turíticos de las ciudades, de pie al lado del conductor, haciendo equilibrios y micrófono en mano. Solo que aquí, en lugar de descripciones, ellas nos compartían historias.
La primera parada a la que llegué fue La Palomera, un espacio muy especial que mezcla pintura, poesía, danza, música y cocina. Allí descubrimos a la increíble Adele Madau (chef, violín eléctrico, objetos, loop station), una auténtica mujer renacentista, que hace música con los ruidos que salen de los instrumentos de cocina. Ella nos obsequió con una muestra de sus «cenas sensoriales» organizadas en La Palomera:
Cada plato es acompañado de una sonorización realizada por Adele Madau, quien reproduce en directo los sonidos más interesantes obtenidos durante la preparación de los platos, reinventándolos y mezclándolos con el sonido del violín eléctrico y con breves textos sobre elementos o sugestiones derivadas de cada receta. Durante la cena los comensales deben concentrarse en los olores, sabores, sonidos y sensaciones táctiles, y para ello se sugiere a los comensales hablar sólo entre platos.
La siguiente parada fue el espai Sepúlveda, 85, donde pudimos ver una breve presentación de sus integrantes y la pieza de movimiento Big Bouncers, un juego sobre la temporalidad y los posibles derivados de un mismo origen, de Cecilia Colacrai, Mireia de Querol y Anna Rubirola.
Paseamos también por la ciudad del Teatro, nos detuvimos en la estupenda fachada del Mercat de Les Flors, ese templo de la danza en nuestro país. El recorrido finalizaba en los preciosos Jardins de Laribal, donde pudimos ver una pieza resultado de Projecte BCN_MTL, un intercambio creativo entre una joven coreógrafa de Canadá y un coreógrafo catalán con recorrido, mientras se hacía de noche. «Un proyecto creativo de intercambio intergeneracional e intercultural. Muestra de las piezas de la segunda edición del proyecto “Barcelona/Montreal”, realizado con el apoyo del Institut Ramon Llull y del Bureau del Quebec en Barcelona». Mi sorpresa fue, ¿pero todavía existen apoyos así, para proyectos como este? Me puse tan contenta de saberlo que presté poca atención a lo que tenía delante. El cierre a este anochecer en los jardines lo pusieron los chicos de La Caldera, que nos invitaron a un brindis con cava catalán.
Al finalizar la jornada, la sensación no es tanto la de haber aprendido y conocido cosas nuevas, que también…. pero la sensación positiva que me quedó fue sobre todo la de haber despertado mi curiosidad, haberme puesto en movimiento, tener ganas de más. Y eso es lo mejor que le puede pasar a una propuesta cultural.
En el recorrido de regreso del autobús, que nos devolvía a un punto céntrico de Barcelona, continuaba en la televisión del bus (una de esas teles ya antiguas, tan convexas) la proyección de la película de la grande Carmen Amaya «Los tarantos» (1963), que nos había acompañado durante la tarde, mientras hacíamos el tránsito entre un punto y otro del recorrido. Una proyección que, por cierto, fue otro recorrido bailado -en otro tiempo- por Barcelona.