Matarse es un acto difícil de por sí, ¿por qué hacerlo más complicado? Hay formas fáciles de acabar con todo, sin rodeos. En su pieza “Una forma fácil de acabar con todo”, María M. Cabeza de Vaca pone en escena el catálogo de las “seven easy ways to end it all” de la artista Louise Borgeois, un texto en el que mencionaba 7 formas de suicidio de una forma muy directa y sencilla, como si se tratase de algo banal, “casi como una lista de la compra”, como explica la coreógrafa, a pesar de que estaba hablando de algo en principio muy trascendente y difícil de contar, de asumir, de mencionar incluso.
“I have a question”, así empieza la bailarina, sentada entre un montón de sillas vacías, en lo que podría ser la sala de espera de un centro de salud (probablemente mental) o un vagón de metro, no importa. La cuestión es que está sentada obedientemente y desde esa posición nadie le asiste. “I have a question”, una y otra vez, levanta la mano con vergüenza (una mano absurda que es un guante de latex inflado como un globo) para pedir su turno , nos reímos de ella porque nadie le hace caso, se ve que su vida no vale mucho. Somos muchos los que estamos sentados a la cola. Que espere su turno y que moleste menos esa señorita, por favor. Además, tiene pinta de ser poco lista. Pero ella decide tomar cartas en el asunto y a los 5 o 10 minutos comienza a ejecutar escrupulosamente un ejercicio de autodestrucción. En una pizarra blanca, escribiendo con fuerza y en letras grandes, presionando el papel con actitud decidida, va anotando esas siete formas sencillas de acabar con todo. Y acto seguido va a por ellas.
Con humor, transitando con total naturalidad entre el flirteo y el desafío, entre lo cómico y lo trágico. María M. Cabeza de vaca repasa una por una esas siete formas de acabar con todo: cortarse las venas, arrojarse ante un tren en marcha, colgarse, beber veneno, meter la cabeza en el horno, tomar pastillas, tirarse de un puente… Tontea con cada uno de esos absurdos finales, los reduce a simples actuaciones a su alcance y se regodea en los preparativos. También sufre con ellos. A veces disfruta y a veces se revienta. Por ejemplo, prepara un pastel para meter la cabeza en el horno y se corta las venas esparciendo por el suelo las perlas de su pulserita. Pura coquetería. En otros momentos entra casi en estado de shock. Puro golpe al ojo. En cualquier caso no son acciones sórdidas en la escena, ni mucho menos, son incluso divertidas, a pesar de su dramatismo. Cuando la vida se vuelve dura, pesada, un poco de ligereza hace reír, sobre todo si la ligereza se le pone al broche final. La bailarina se vuelve poderosa revirtiendo lo que en principio puede parecer un acto cobarde (el suicidio) en un acto de rebeldía , la rebeldía de hacerse dueño de la vida en todos sus extremos, de principio a fin.
Mezcla de coreografía, performance, obra sonora e instalación, “Una forma fácil de acabar con todo” es un grito que fascina desde el minuto uno hasta el final. El relato es tan potente como el lenguaje artístico que utiliza María M. Cabeza de Vaca en la obra. La coreografía es muy fuerte, explosiva, la violencia del movimiento y la interpretación desbordante lo llenan todo, pero no son lo único. El espacio en sí mismo es una instalación, un cubo blanco e inmaculado donde va a suceder el auto-crimen, lo que le da mayor densidad a cada imagen. Nos trae un recuerdo de antiguo loquero, de escenario de terror que se ha quedado viejo, de los que ya no nos dan miedo a día de hoy, que tenemos ordenados centros de salud mental (la propia Louise Bourgeois se pasó 30 años en terapia y decía que ser artista implica algo de sufrimiento, y por eso los artistas se repiten a sí mismos, porque no tienen acceso a la cura). En este espacio clínico –en el que solo reconocemos que es habitado por ella porque hay un grito dibujado en la pared– Cabeza de Vaca juega con elementos sencillos como globos, sillas, una mesa de cocina con todos sus utensilios, o un retrato de sí misma, del que por supuesto se burla. La música es una acertada banda sonora (nunca había escuchado “This is the end” de The Doors con tal intensidad).
¿Y qué sucede al final de siete finales? La última escena es la de una mujer completamente anulada que se desplaza por el espacio, ya encharcado de agua el suelo, dando pequeños pasos sin dirección, con la mirada perdida. Ya no hay bailarina ni mujer que nos cuente nada. De todo su ser, solo nos llega el chapoteo de los pies como última señal de vida, como si fuese un pez coleteando fuera del agua, a un segundo de ser un trozo de carne.
«Una forma fácil de acabar con todo»
- Dirección e interpretación: María M. Cabeza de Vaca
- Música original: Francisco Martínez
- Diseño gráfico: Pablo Alvar M.
- Estreno octubre 2011 en Fest (Festival Escénico contemporáneo de Sevilla)
- Sala La Usina, Madrid. 5 y 6 de diciembre de 2014
“Una forma fácil de acabar con todo” es un solo de danza-performance que reflexiona con sentido del humor sobre la existencia. Inspirado en un breve escrito de la artista Louise Bourgeois , “7 easy ways to end it all”, que trata el tema del suicidio, utiliza el concepto de “final” como motivo recurrente, tanto a nivel formal como argumental. “Final” entendido no como manera definitiva de acabar con todo sino como transición necesaria para cerrar etapas , es decir como “motor de cambios”.
Explorando los límites de la representación, esta pieza optimista reivindica la necesidad de reinventarse para seguir luchando y utiliza “la estupidez” como forma inteligente de enfrentar el tema, situándose así entre lo oscuro y lo ridículo, lo trágico y lo cómico, y persiguiendo la “trascendencia de lo ligero” y la “ligereza de lo trascendente”.
«Vuelvo a situar la pieza entre lo oscuro y lo ridículo, lo trágico y lo cómico, resbalando en terreno de contradicciones. Intentando encontrar la «trascendencia de lo ligero» y la «ligereza de lo trascendente», y de nuevo, como en anteriores trabajos, utilizando inevitablemente «la estupidez» como forma inteligente de enfrentar el tema.»
Estrenado en Octubre del 2011 en el FEST , Festival escénico contemporáneo de Sevilla. Premio mejor espectáculo de sala y mejor intérprete otorgado por la PAD (Asociación de profesionales para el desarrollo de la danza en Andalucía) en el 2012. Ha pasado por la Fundición de Bilbao y los pasados 5 y 6 de diciembre de 2014 se pudo ver en la sala La Usina de Madrid.
fotografías: José Palomo, Centro de Documentación, Quique Macía